viernes, 1 de mayo de 2015

El impacto del dólar

A los que fuimos niños en los años 80 y adolescentes en los 90, y españoles, cuando nos tocaba viajar fuera, siempre sufríamos con nuestra añorada, para algunos, peseta. No es que le tuviéramos manía a nuestra divisa, ni mucho menos, pero, cuando tocaba comprar algo fuera de España, sobre todo cuando íbamos a EEUU o a Reino Unido, todo se nos hacía aún más caro. Tener una divisa débil, tiene muchas desventajas, ya que las importaciones salen sensiblemente más caras, y se sufre todavía más los vaivenes en los precios del petróleo, sobre todo cuando el precio sube. Eso sí, una divisa débil, o más débil que los mercados con los que uno suele interactuar, tiene dos claras ventajas:

                1º.- La empresa es más competitiva porque es más barata cuando exporta, de esto saben mucho en Japón, de hecho cada vez que el dólar se deprecia, el yen va rápidamente detrás, pero cuando el dólar sube su valor, el yen se lo toma con mucha calma.
               2º.- Cada ingreso realizado fuera del país, al repatriarlo, tiene un valor muchísimo mayor, ya que al cambiarlo por la divisa nacional, más débil, "cunde" muchísimo más.

Las multinacionales (y las que no lo son también), estadounidenses están sufriendo sobre manera el impacto del dólar. ¿Qué quiere esto decir? La confianza en la economía de EEUU está en lo más alto, está creciendo de una manera casi robusta, y ha dejado atrás por mucho tiempo la nefasta gran recesión que llevó a la quiebra a su sistema financiero, y que casi acaba con la zona euro. A esto hay que añadir que los emergentes se están desinflando, China no crece como antes y es cuestión de tiempo que explote su burbuja inmobiliaria (explotará, que nadie lo dude, cuanto más tarde lo haga, peor será), Brasil parece que aguantará hasta las olimpiadas y poco después claudicará, y Rusia, y sobre todo su divisa, no lo pasaba tan mal desde los años 90... Sólo India parece estar aguantando, pero no es suficiente. La confianza que había en los emergentes ya no es tal, y los inversores internacionales quieren volver a lo seguro y han decidido apostar a caballo ganador, y EEUU siempre es un pura sangre por el que apostar, por muy elevada que sea su deuda pública.




Esto supone que el dólar se aprecia respecto a otras divisas, y, para los mercados de capitales esto puede ser muy bueno porque el dinero fluye a toda velocidad hacia los bancos estadounidenses, pero esta apreciación del dólar hace muchísimo daño a los estados financieros de las multinacionales de EEUU. ¿Por qué? Que se lo pregunten a los Departamentos de Consolidación, que en estos momentos deben ser un mar de lágrimas en el país de Sam Adams. Al consolidar las cifras de negocios de unidades de negocio y filiales en España, Francia, Colombia, México, Japón, Chile, Malasia o Perú, se deben convertir todas las divisas a dólares, y ahí, las cifras de negocio menguan, porque el euro, el yen, el peso colombiano, el peso chileno y otras divisas, pierden valor, en palabras de nuestras abuelas, el dinero que se ha hecho en estos países, cunde menos. Esto es lo que se conoce como el riesgo divisa, y afecta a todas las multinacionales del mundo. Cuando trabajé, en el año 2000 en Saint-Gobain, la compañía más antigua de Francia (es anterior a la misma República), lo pude comprobar por mí mismo. Al consolidar las cifras de negocio de países con divisas más débiles que el franco francés se perdía valor. Como decíamos en el Departamento de Consolidación en París, "todo un año de durísimo esfuerzo realizado por nuestras filiales, para que se pierda un 5%, 10%, 15% o 20% de su valor al dar a una tecla". Esto es precisamente lo que está pasando en EEUU y lo que le está ocurriendo a muchas de sus empresas, como General Motor, Pepsi o P&G, que están viendo cómo el efecto de la fluctuación en las divisas les está afectando de una manera muy negativa. Algo muy parecido le ocurrió a H&M entre los años 2010 y 2013, cuando, en plena crisis del euro, la corona sueca se apreció y mucho frente al euro, lo que supuso unas cifras no muy halagüeñas como grupo.

¿Durante cuánto tiempo ocurrirá esto? Personalmente, siempre he creído que los emergentes se desinflarían a base de un fortísimo estallido de la economía brasileña en el año 2017, para ser más exactos, en el segundo trimestre, unos 8 meses después de las olimpiadas. Ahora ya no estoy tan seguro. Creo que lo que ocurrirá es que los emergentes irán desinflándose, poco a poco, sin llegar al drama, hasta las olimpiadas en Brasil del próximo año, 2016. Después de eso, quien sabe, aunque, personalmente, veo difícil que los emergentes vuelvan a crecer. Al menos en lo que respecta a China a Brasil, creo que tienen una crisis inmobiliaria muy severa, que repercutirá de una manera muy negativa en su economía, y esto tiene que aflorar, sea el año que viene, sea en el año 2017. Por ello, estimo que la fortaleza del dólar se mantendrá, al menos lo que queda de 2015, y habrá que estar muy atentos a 2016, aunque, por ahora, nada hace presagiar que esa fortaleza del dólar no se vaya a mantener durante el año que viene y el siguiente, aunque, como he dicho, tendremos que estar muy alertas.

En lo que se refiere a la zona euro, en cuanto se hayan despejado las dudas sobre Grecia, que seguramente termine llegando a un acuerdo con la Unión Europea, y con lo se denomina ahora como "el grupo de Bruselas", y cuando las turbulencias fuertes lleguen a los emergentes, verá como el euro se aprecia de nuevo, lo que, será muy bueno para atraer capitales, pero no tanto para exportar ni para atraer turistas. Por ahora, a España le interesa un euro débil, unos tipos de interés bajos, y un precio del petróleo, y de la energía en general, bajo, y eso es justamente lo que parece haber ahora, por fin. ¿Se mantendrá mucho tiempo? Me temo que no, el precio del petróleo está subiendo de nuevo, y todo parece indicar que llegará a los 60 dólares por barril a finales de este año. Eso sí, un euro débil supone más exportaciones para la zona euro, y lo que necesita ahora mismo Europa es exportar todo lo que pueda, reducir deuda pública, estabilidad económica y política, y un mercado laboral que funcione.



Como ya he dicho, habrá que estar muy atentos este año al comportamiento del dólar, al de las economías emergentes, a las decisiones de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo, y, cómo no, al precio del petróleo. Hemos pasado en Europa la peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial (en el caso de España, desde la Guerra Civil), y aunque parece que llega la calma, tendremos algunas turbulencias aún, aunque comparado con lo que hemos pasado, peccata minuta.